La selección argentina debutó noqueando en el mundial junior que desde esta noche se juega en Paraná. Fue un cómodo 11 a 1 sobre República Checa, ante un estadio colmado y un rival endeble que dejó tal vez un poco insatisfechos a los miles que poblaron el "Nafaldo Cargnel" en la noche del estreno.
Una larga ceremonia de apertura, con muchos discursos y color recién en el final, fue la antesala. Dale McMann, vicepresidente de la ISF, llegó en lugar de Don Porter, aquejado en su salud y lideró la apertura junto al gobernador Sergio Urribarri, la intendenta Blanca Osuna y los presidentes de la CAS, Jacinto Cipriota, y de la Paranaense, Carlos Migliavacca.
El colorido lo pusieron entre el público y las delegaciones participantes, que después de la larga fila de oradores pudieron disfrutar de un espectáculo artístico y unos fuegos de artificio que separaron el acto del juego inicial.
Rapidamente Argentina le tomó la mano a los europeos y, salvo la segunda entrada cuando República Checa complicó y marcó su única carrera, casi no hubo equivalencias. Incluso con los chicos argentinos algo "atados" por el lógico estado que produce un debut de esta magnitud.
Joaquín Alegre, Ladislao Malarczuk y Román Godoy lideraron la ofensiva y remolcaron la mayoría de las carreras, algunas limpias y otras producto de un par de gruesos fallos defensivos en los jardines, que convirtieron en positivo bateos elevados, pero bien elevados.
Pablo Migliavacca fue el pitcher ganador, aunque se fue reemplazado tras 1 entrada y un tercio por González, que completó la faena.
Godoy bateó el primer cuadrangular del mundial, tirándola por encima de la barda del jardín izquierdo con dos a bordo.
Para empezar el mundial no pudo ser mejor. Un triunfo sencillo, bien construido y definido ante la primera ocasión que se presentó y que se llevó además los consabidos "nervios del debut". Bien por Argentina, que nunca permitió la preocupación del público, que saludó el triunfo pero que volverá por más.
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