domingo, 14 de abril de 2013

La Copa de las reflexiones

Cpef de Paraná se quedó hoy con la Copa Morón de femenino mayores y en uno de los dos torneos más importantes de la temporada quedó plasmada una vez más la realidad de la categoría, una realidad que tiene a los equipos de La Pampa cada vez más relegados. Como hace muy pocos días la disputa del Nacional de Clubes masculino fue un gran termómetro para ubicar sin más la realidad del masculino, este fin de semana quedó en claro cual es la posición que las mujeres tienen hoy, sin dudas más lejana al tope de lo que habían evidenciado en los últimos años. El papel que Butaló realizó en el verano en la Copa Patagonia, su posterior actuación en su propio torneo, la Copa Santa Rosa cuando arrancaba marzo, y este fin de semana en Morón dejan en claro que viene en retroceso. Afirmamos siempre que se juega como se vive y además de buenos jugadores hay que tener un plan de trabajo y desarrollarlo, entrenar y comprometerse con un objetivo que debe estar más o menos claro. Estos tres días en Morón deben haber servido para eso. Para observar resultados de procesos serios y también para comprobar que si bien es posible armar con lo que se pueda un roster y presentarse a competir, las chances y los logros son otros. La cohesión que Butaló tuvo en el comienzo del ciclo, allá por 2008, lo llevó a crecer e instalarse entre los mejores, o por lo menos discutir de igual a igual con la mayoría. Pero cuando los egos estallaron, comenzaron los desatinos y se acabó la cohesión, los resultados empezaron a ser los que son. La deserción de varias jugadoras, la presencia salteada de otras de dudoso compromiso con el grupo y la falta de apego al trabajo serio y organizado (es verdad que muchas "entrenan" y mucho tiempo, pero según su parecer) no pueden derivar en otra cosa que malos resultados deportivos, más allá de algunos buenos momentos que no sirven más que para enmascarar la realidad y evitar una autocrítica válida. Por otro lado, Mayú presentó su equipo, ese que al parecer tenía listo para marzo y que Butaló no invitó, provocando una controversia. Es verdad que la entidad viene trabajando en la formación de un equipo, todavía formado por noveles jugadoras y también es irrefutable que la que hoy aparece como la mejor lanzadora argentina, Virginia Sciuto, le pertenece porque ahí nació. Cuando se formó Butaló, Sciuto y su compañera Rocío Galdame, eran las únicas mujeres que tenía Mayú y de inmediato se sumaron. Eso sí, muchas veces resistidas por parte del grupo. Una actitud que más tarde o más temprano iba a quedar expuesta. Después del conflicto por la no-invitación o lo que fuere para la Copa Santa Rosa, quedó en claro que la pitcher y Rocío poco jugarían con Butaló en el futuro. Así fue, porque se sumaron a su club de origen, pero no solas. Al igual que Butaló, con muchas ausencias, agregaron jugadoras de varios puntos y en puestos clave. Así, ambos disfrazaron su realidad. A Butaló, que tiene jugadoras nuevas todavía lejos de estar en condiciones para la competencia, casi no le alcanza para presentar su equipo genuino. Y Mayú avanza, pero tampoco tiene todavía suficiente para presentar el suyo. Muy claro quedó en esta Copa Morón. No extraña que Morón pierda un juego, aunque sea una final, porque al cabo es un equipo de seres humanos. No sorprende que Cpef, con la vuelta de grandes jugadoras (tavella, Godoy)y trabajo, sea campeón, no sorprende que Pilar termine cuarto detrás de Berazategui, porque el entonces gran equipo viene algo desmembrado en los últimos tiempo y las naranjas suman trabajo y experiencia. Si extraña que algunos no capitalicen experiencia. "Esta generación esta perdida, ahora hay que pensar en las chiquitas", dijo una de las jugadoras de Butaló. La totalidad esta en edad y condiciones físicas y técnicas para dar mucho todavía, pensamos. También creemos que a muchas les falta el otro condimento, esa mezcla de humildad, compromiso y trabajo de verdad en pos de un objetivo común.

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