La noticia nos ha pegado fuerte. Anoche, en un accidente de tránsito perdió la vida Oscar Barragán, el “Japo” y el sóftbol está de luto, especialmente el bahiense.
Es que se ha ido de una forma trágica e inentendible un buen tipo, querido y respetado, transformado casi en un personaje bienvenido por su calidez, su afán de siempre ofrecer una mano y, especialmente, por la pasión por el sóftbol que lo dominaba.
Quien esto escribe lo recuerda desde siempre, por más de tres décadas de frecuentar Bahía con equipos y selecciones de La Pampa. Pero en 1994 tuve la oportunidad de conocerlo al compartir un viaje al exterior, por un generoso convite que Cacho Alcaraz y Carlitos Ferretjans nos hicieran para sumarnos con la casaca de Villa Mitre.
El Japo ya era el amigo cercano, divertido, dispuesto a la charla, la broma o al esfuerzo que hacía falta a quien le hiciera falta. Su carácter de “colaborador” en el último cuerpo técnico de la selección Argentina tal vez alcance para dimensionar su posición en el grupo, nunca a la cabeza fulgurante, siempre apuntalando.
Si nos ha pegado por aquí de tal forma, imagino el ánimo de Cacho, Ferre, el negro Solís, el negro Marcos y tantos otros amigos de por allá. Para ellos un abrazo enorme y para vos Japo que ojalá por el cielo haya algún partido de sóftbol. Héctor Esquisatti
Es que se ha ido de una forma trágica e inentendible un buen tipo, querido y respetado, transformado casi en un personaje bienvenido por su calidez, su afán de siempre ofrecer una mano y, especialmente, por la pasión por el sóftbol que lo dominaba.
Quien esto escribe lo recuerda desde siempre, por más de tres décadas de frecuentar Bahía con equipos y selecciones de La Pampa. Pero en 1994 tuve la oportunidad de conocerlo al compartir un viaje al exterior, por un generoso convite que Cacho Alcaraz y Carlitos Ferretjans nos hicieran para sumarnos con la casaca de Villa Mitre.
El Japo ya era el amigo cercano, divertido, dispuesto a la charla, la broma o al esfuerzo que hacía falta a quien le hiciera falta. Su carácter de “colaborador” en el último cuerpo técnico de la selección Argentina tal vez alcance para dimensionar su posición en el grupo, nunca a la cabeza fulgurante, siempre apuntalando.
Si nos ha pegado por aquí de tal forma, imagino el ánimo de Cacho, Ferre, el negro Solís, el negro Marcos y tantos otros amigos de por allá. Para ellos un abrazo enorme y para vos Japo que ojalá por el cielo haya algún partido de sóftbol. Héctor Esquisatti
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