Fue una
derrota ante Estados Unidos. Fue en el último juego y, como podía preverse, fue
un mal momento porque aún cuando se sabía casi con seguridad que así podía ocurrir no es
nada fácil pasar el trago amargo.
Argentina se despidió del mundial cayendo
14 a 1 en sólo tres entradas y media pero no hay que dejar que este poco más de
una hora que duró el juego empañe todo lo bueno, la notable entrega que tuvo el
equipo a pesar de que los números finales no son los mejores.
El equipo de Martino vuelve con un
triunfo, aquel del juego inicial ante Sudáfrica, y seis derrotas en línea, pero
especialmente con soberbios tramos jugados e, imaginamos, un vagón de
enseñanzas, experiencias y vivencias que sólo pueden atesorar los privilegiados
(en el mejor de los sentidos) que tienen la chance de acceder a un mundial.
Y la
mejor noticia para plantel y cuerpo técnico es que la que terminan de vivir es
la primera experiencia en este camino iniciado hace muy poco y que comenzó con
el pie derecho. ¿ Acaso hay mejor forma de empezar que disponer de este regalo
que significó ir al mundial ?.
Volvamos al juego. Un primer episodio para
soñar y disfrutar al menos un poco, con la carrera a la postre del honor en las
piernas de Maggie Frezzotti. Y después, un largo rato de negros nubarrones,
agitados por el poder de los bates norteamericanos, que vapulearon primero a
Vicki Sciuto, luego a Victoria Olheiser, que cargaron con la mayoría de los
imparables y pasadas por la goma. Julieta Peñarroya vino en auxilio y “sólo” recibió un hit y una anotación en dos
entradas completas, sin ponches y con tres boletos gratis cedidos.
Esto último fue después de esa vendaval
inicial donde las yanquis hicieron la ventaja que necesitaban y pareció que
sacaban el pie del acelerador. Mejor para Argentina, que pasado ese turno, pero
ya 1-12 abajo, hizo un partido que pareció parejo hasta la bola final, cuando
en la alta de la cuarta blanquearon a la albiceleste para sentenciar el juego
gracias a la renta acumulada.
La pampeana Sciuto fue víctima de siete
hits e igual número de carreras, incluidos dos cuadrangulares, cediendo un
boleto. La bahiense Olheiser permitió
cinco imparables, seis carreras y dio un boleto.
Thomas, la lanzadora ganadora, en cuatro
entradas permitió tres imparables, de Frezzotti, Pamela Clark y Aldana
Gómez, la carrera del descuento y ponchó
a siete sin otorgar pasaportes.
A todos alguna vez nos ha pasado, saber
que el rival es muy superior y, tarde o temprano, nos va a hacer una gran
diferencia. Pero entre decirlo y tener que vivirlo hay un trecho, la impotencia
domina y sólo hay que hacer lo posible para que pase el temporal lo más rápido
posible. Hoy duró un episodio, después Argentina terminó con la frente alta,
como jugó todo el mundial. Y eso nos llena de orgullo.
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