jueves, 19 de julio de 2012

La frente alta después del temporal


     Fue una derrota ante Estados Unidos. Fue en el último juego y, como podía preverse, fue un mal momento porque aún cuando se sabía  casi con seguridad que así podía ocurrir no es nada fácil pasar el trago amargo.
    Argentina se despidió del mundial cayendo 14 a 1 en sólo tres entradas y media pero no hay que dejar que este poco más de una hora que duró el juego empañe todo lo bueno, la notable entrega que tuvo el equipo a pesar de que los números finales no son los mejores.
     El equipo de Martino vuelve con un triunfo, aquel del juego inicial ante Sudáfrica, y seis derrotas en línea, pero especialmente con soberbios tramos jugados e, imaginamos, un vagón de enseñanzas, experiencias y vivencias que sólo pueden atesorar los privilegiados (en el mejor de los sentidos) que tienen la chance de acceder a un mundial.
     Y la mejor noticia para plantel y cuerpo técnico es que la que terminan de vivir es la primera experiencia en este camino iniciado hace muy poco y que comenzó con el pie derecho. ¿ Acaso hay mejor forma de empezar que disponer de este regalo que significó ir al mundial ?.
     Volvamos al juego. Un primer episodio para soñar y disfrutar al menos un poco, con la carrera a la postre del honor en las piernas de Maggie Frezzotti. Y después, un largo rato de negros nubarrones, agitados por el poder de los bates norteamericanos, que vapulearon primero a Vicki Sciuto, luego a Victoria Olheiser, que cargaron con la mayoría de los imparables y pasadas por la goma. Julieta Peñarroya vino en auxilio y “sólo”  recibió un hit y una anotación en dos entradas completas, sin ponches y con tres boletos gratis cedidos.
      Esto último fue después de esa vendaval inicial donde las yanquis hicieron la ventaja que necesitaban y pareció que sacaban el pie del acelerador. Mejor para Argentina, que pasado ese turno, pero ya 1-12 abajo, hizo un partido que pareció parejo hasta la bola final, cuando en la alta de la cuarta blanquearon a la albiceleste para sentenciar el juego gracias a la renta acumulada.
     La pampeana Sciuto fue víctima de siete hits e igual número de carreras, incluidos dos cuadrangulares, cediendo un boleto. La bahiense Olheiser  permitió cinco imparables, seis carreras y dio un boleto.
     Thomas, la lanzadora ganadora, en cuatro entradas permitió tres imparables, de Frezzotti, Pamela Clark y Aldana Gómez,  la carrera del descuento y ponchó a siete sin otorgar pasaportes.
      A todos alguna vez nos ha pasado, saber que el rival es muy superior y, tarde o temprano, nos va a hacer una gran diferencia. Pero entre decirlo y tener que vivirlo hay un trecho, la impotencia domina y sólo hay que hacer lo posible para que pase el temporal lo más rápido posible. Hoy duró un episodio, después Argentina terminó con la frente alta, como jugó todo el mundial. Y eso nos llena de orgullo.
    

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