El ingeniero Juan Espil, presidente de la Agrupación Linqueña y manager de "Sapitos" de Lincoln, falleció esta tarde. La información se conoció pocos minutos atrás, difundida por allegados y amigos del dirigente, que al parecer sufrió un ataque cardíaco que terminó con su vida.
Otra mala noticia para el sóftbol, doble porque no sólo se va una vida sino porque con él se marcha el hombre que en los últimos años contribuyó mucho a la "resurrección" de Lincoln como plaza del sóftbol y cuya ausencia, sin dudas, empezará a sentirse desde ahora mismo.
Quién esto firma no conoció en forma personal a Espil, pero si mantuvo con él una controversia, motivada en temas ahora sin importancia, en los que cada uno defendió su postura intercambiando mails y abriendo en juego a otros dirigentes en aquella oportunidad. A partir de allí, nada más. Las circunstancias hicieron que no coincidiéramos en evento alguno.
Sin embargo, hace minutos al recibir la noticia, la tristeza se hizo presente de inmediato junto a una convicción. Se acaba de ir un tipo de los que hay pocos en cada sitio, los imprescindibles para llevar adelante nuestro deporte, tan falto de dirigentes capaces y apasionados, de los que hacen todos los días desde sus rincones sin figurar nunca en las partes superiores de las nóminas de cargos importantes ni en las listas de pasajeros de las que el pasaporte es indispensable. Como quedó claro, capaz de pelearse por correo por defender su trabajo.
Sabemos que Juan Espil estaba acompañado por otros, que iban por su mismo camino. A esos les enviamos un abrazo solidario y le deseamos tengan las fuerzas que hacen falta para seguir. Y a sus familiares, nuestro respeto.
Héctor Esquisatti
No hay comentarios:
Publicar un comentario